El hombre se sentó en la banca del parque a esperar, que la vida pase, que la muerte llegue, solo en el parque aquella lejana noche de luna llena de un diciembre, próximo a una navidad que no pudo saborear, que tan lejanas están aquellas navidades de niño que esperaba el ansiado regalo de sus padres.
Solo en la banca del parque mientras el sol de diciembre calienta y el viento frio sopla la llama de la soledad del fantasma, que espera la llegada de su amada amiga, que nunca llega.
La banca y el fantasma se acoplaron, como parte del paisaje, la gente pasa y corre como siempre, con sus carreras de vivo, ellos tienen tiempo, yo no lo tengo, los vivos no observan con determinación que hay seres con paciencia y sentimientos encontrados, detenidos en un tiempo pasado, de lo que se pudo ser.
El hombre de la banca del parque, murió al amanecer de un diciembre de luna llena el frio y la borrachera le jugaron una broma, el alma aguanto el frio, el cuerpo murió, el alma sigue en la banca del parque, viendo pasar a la gente que corre en su diario vivir.
El fantasma sigue en apareciendo en las noches de luna llena, esperando que otra persona ebria se siente en la banca del parque para continuar la tertulia de los muertos vivientes.
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