lunes, 27 de abril de 2009

EN MIS TIEMPOS

Patojos, me acuerdo de mis viejos tiempos, cuando se amarraban a los chuchos con chorizo, se dejaban las puertas de las casas abiertas, porque no habían ladrones y si habían ladrones duraban en el bote monton de tiempo comiendo mierda, se transportaba a caballo y la carreta era el medio comunal de transporte, la ciudad de Guatemala era limpia, gobernaba en aquellos hermosos tiempos el General UBICO un general medio hueco que gustaba endiosarse y era mas vanidoso que la canche esa de Paris Hilton montado en caballo blanco, pero ha ese pisado no le templaba la mano para mandar a fusilar a cualquier delincuente hijo de puta, todavía no habían inventado los derechos humanos, porque estaban primero los derechos de los honrados. Puta, pero anoche escuchando en mi chicharra de radio una propaganda mas pura mierda, mas que el pedo resentido que me tire, escuche con respecto a la nueva ley de armas y municiones, que el actual presidente de Guatemala que no es medio hueco, sino completo, les ordena a todos los funcionarios de gobierno, que tengan su permiso para portar arma, si es que ellos lo desean, porque la ley les excluye del permiso de portación de arma de fuego, entonces como es eso posible que ordena una cosa, pero después les dice que lo hagan si ellos lo desean, A LA GRAN PUTA, solo en este país se puede tener un presidente que ordena a medias, mientras tanto mi intestino grueso se me retuerce de cólera y mi medico alcohólico del IGSS me recomienda que no me enoje, pero puta como no me voy a enojar si desde pequeño soñé con una Guatemala mejor y han pasado tantos años y vamos de mal en peor.

1 comentario:

Jul!o Fl=res dijo...

ahhh, a mi me hubiera gustado vivir en esos tiempos que me cuentan mis abuelitos en dónde al son de la marimba caminaban por las calles y que todo era cortesia, no existian los camioneteros abusivos, no, en ese entonces iban de traje y con mucho respeto, también me cuentan que por esos tiempos se podia caminar tranquilamente a las doce de la noche como a las diez de la mañana, ahh, que tiempos aquellos, aunque nunca los vivi.