El Señor Se acerca al devoto que vive y muere por El. Dios toca ese alma y dice: ‘despierta, hijo mío. Solo estás soñando. La muerte no te ha alcanzado realmente.’ Entonces el devoto sabe que todas sus experiencias en la tierra estaban destinadas a enseñarle su verdadera naturaleza. El alma no puede ser destruida. El devoto dice: ‘No soy el cuerpo. No tengo forma. Soy la alegría misma. Acuérdate de esta verdad cuando te levantes por la mañana: solo estoy aquí para percibir mi verdadera naturaleza. No soy el cuerpo. Soy invisible. Soy la alegría. Soy la luz. Soy la sabiduría. Soy el amor. Soy el que habita este cuerpo a través del cual estoy soñando esta vida en la tierra; pero realmente soy el Espíritu eterno.’
Tomado del libro:
EL ROMANCE DIVINO
Paramahansa Yogananda
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