sábado, 21 de febrero de 2009

El SOLDADO OLVIDADO

Les quiero contar la historia de un soldado, de aquellos soldados que dan la cara, que se tiran al combate, sin miedo a la muerte, y que esperan la muerte de frente no por la espalda, que empuñan el fusil con fuerza, que creen en su país, un país llamado Guatemala.

Se llamaba Juan Mejía
Según cuentan hubo una guerra, donde pelearon hermano, contra hermano, hoy es poca la gente que la recuerda, solo los familiares de los muertos, la madre, la esposa, los hijos, los políticos y yo la recordamos y en especial los ladrones de los políticos que se olvidaron de los motivos que originaron esa estúpida guerra que duro mas de 30 años, tirados a la basura.

Quien fue Juan Mejía?

Fue uno de los tantos muertos, en estos momentos, su cuerpo ya fue corroído, devorado por los gusanos, quizás solo quedan los huesos, su muerte fue hace mucho tiempo, pero recuerdo su imagen, y se que él aun vive, en la verde montaña, en el machete del indio, en su hambre, en su analfabetismo, en su futuro gris, la guerra era la esperanza de alguien, pero la esperanza murió con la maldita realidad desde que se firmo la supuesta paz, porque después de tantos año, todo es igual.

Era un muchacho fuerte, altivo, honrado, noble, un campesino, un soldado, era alguien que merecía vivir, era de la aldea Tierra Blanca, Zacapulas. Su vida fue arrebatada de un tajo, en menos de un segundo, se rompió la delgada línea roja de la vida a la muerte.

Yo lo vi muerto, tendido en el campo de batalla, una batalla que no era de él, pero la tomo como suya, sin preguntar el porque del origen de esa guerra, una batalla que es de todos, pero pocos la libraron. Su sangre roja y caliente se derramo en las cercanías de una aldea Guaxacana, Huehuetenango, lo que espero con ansias es que su sangre roja y caliente de guatemalteco de indígena florezca y de su fruto, que no haya sido en vano.

Juan Mejía se arrojo al combate y fue muerto, no por el certero disparo enemigo al frente, sino por una granada lanzada por sus propios amigos, esta fue la maldita realidad de esa guerra, matándose toda esperanza de vida, matándose la libertad así misma. Y solo mas me queda recordar al Cabo Juan Mejía Pu de Agua Blanca, zacapulas.

No hay comentarios: