En una lejana montaña por el tiempo y la distancia, velaba la salida del sol, escuchaba el sonido del silencio, ahora sé que Dios habla en el mormullo del viento, pero ese silencio era interrumpido por un canto, vivo y fresco que venía de alguna dirección desconocida, no ubicaba al pájaro cantor. cuando el pájaro cantaba, cortaba el silencio del amanecer, sabía que nacía el nuevo día con todas las esperanzas y dudas que puede tener un adolecente, hoy han pasado los años, sé que no volveré a esa montaña pero sus detalles viven en los recuerdos porque en la fracción de tiempo del canto del pájaro, se retuvo en mi como un precioso regalo de Dios, que aun guardo en la memoria de juventud, hoy soy viejo y en algún amanecer peregrino de la ciudad creo escuchar el canto del pájaro que nunca vi.
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