Estaba el hombre solo sentado en la barra del bar tomando un trago, sumergido en su pensamiento, se preguntaba como había caído en esa situación económica y moral tan baja, esperaba un milagro, siempre había sido muy religioso, recordaba sus días de niñez al lado de su madre, los domingos escuchando misa y se aprendía de memora un catecismo religioso y rezaba a la par de su trago pidiendo un milagro "como una bolsa de dinero que callera del cielo", cuando escucho a su oído al mismo tiempo que sus labios tocaban el baso con el trago de licor, una vos al oído le dijo; “Esfuérzate y se valiente, lucha, pero no esperes nada de mi que yo no te daré nada material, levanta el animo y sal a la calle a hacer lo que siempre tuviste que hacer y tu sabes a que me refiero, esfuérzate y deja de sentir lastima por ti mismo, se hombre y encara la realidad, no me reces, no me alavés porque yo se lo que esta en tu corazón y no te puedes ocultar, se que eres buena persona, por hoy, te hablo, te vi de niño rezando por los pobres de tu país, por tu padre el borracho, por tu madre la abnegada, ahora ya no eres niño eres hombre y esfuérzate, no quiero que asistas a un iglesia, a adórame porque yo no quiero adulación, lo que quiero es que te esfuerces y tomes las riendas de tu vida, que entonces te ayudare, Porque el que tiene por esfuerzo propio se le dará mas.”
El hombre salió del bar dejando atrás su trago a medio tomar y también su baja estima tirada en el suelo, hoy ya no reza pidiendo nada, solo da gracias por lo que tiene por su esfuerzo. Porque el que tiene por esfuerzo propio se le dará más.
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